HAITÍ CON FLORES DE KISKEYA ¿Y POR QUÉ NO?

Anse A Pitre, Departamento Sudeste, Haití25 DíasFin de la Pobreza

MI MOTIVACIÓN Y YO

Si ahora mismo estás leyendo estas líneas es porque buscas un último empujón. Hay algo en ti que desea dar ese paso pero existen miedos y dudas, te entiendo, es normal, y por ello voy a contarte mi historia. Quizás con mi experiencia te animes a dar el paso. Vamos allá!  

Lo primero de todo me gustaría presentarme, soy Sara, enfermera desde 2011 y actualmente corresponsable del departamento de salud de Flores de Kiskeya. Me fui a Haití con 28 años y ha sido la mejor aventura de mi vida. Una vez sabes quién soy vamos a ubicarnos. Yo me fui a Haití y más concretamente al sureste, Anse-à-Pitres. Es un pueblo costero en la frontera con Pedernales (suroeste de República Dominicana). ¿Por qué me fui hasta allí? es simple, nos necesitan, Haití es uno de los lugares más pobres de todo el continente americano. Ahora que sabes quién soy y donde estuve me gustaría contarte como fue mi proceso. Al igual que tú miré muchas ONG’s, muchos proyectos y leí muchos blogs pero llevaba un tiempo siguiendo por RRSS a Flores de Kiskeya y finalmente decidí escribirles.

EL PROCESO

Flores de Kiskeya es una asociación enfocada a la autonomía, independencia y desarrollo de las mujeres y de los niños más vulnerables.  Os dejo un vídeo donde hablan las Flores y la fundadora de la asociación.

Para mi, irme de voluntariado es algo que me llevaba rondando años y era una promesa a mi misma. Soy mucho de ponerme objetivos y este era uno de ellos, uno de los grandes, un reto personal en el que quería aportar mi granito de arena en algún lugar del mundo donde me necesitasen. Así que como te he dicho unas líneas más arriba les escribí, lo hice a finales de junio pero no me comunicaron hasta mediados de agosto que estaba seleccionada. Una vez me lo confirmaron empezó una maravillosa locura llena de miedos, de papeleos, de inseguridades y sobre todo de ganas, de muchas ganas.

En ese mes y medio desde que contacté con ellos por primera vez hasta que me dijeron que era seleccionada tuve diversas entrevistas y entre ellas una con una psicóloga. Estas entrevistas sirven tanto para que la ONG tenga un perfil más claro de ti como para que tú te puedas hacer una idea más real de lo que puedes encontrarte en terreno. Y bien, ¿qué viene después? pues vinieron reuniones por Skype con Romi (fundadora de Flores) y con más personas del equipo para organizar un poco lo que iba a ser mi función allí y para conocer a la coordinadora que iba a estar en terreno con nosotros.

Por cierto, no lo he comentado, pero cuando me metí en el tema del voluntariado lo hice sola, se que puede dar un poco de vértigo y de miedo porque a mi me lo daba pero tengo que decirte que en todo momento me sentí muy acogida y respaldada por la ONG. Además, piensa que seguramente encuentres a mucha gente en tu misma situación. De hecho, yo tuve la bonita casualidad de coincidir con otra chica, otra enfermera, ella es Ana y también iba sola y tenía las mismas ganas que yo de esta aventura. Por suerte hicimos y seguimos haciendo un buen equipo.

Acompañadas con una parte de los más peques.

LA LLEGADA

Un 4 de noviembre cogí el vuelo para aterrizar en Santo Domingo (República Dominicana) y allí nos recogía un taxi que la ONG ya había organizado. Tuvimos que hacer noche puesto que el viaje a Pedernales es muy largo.

Al día siguiente ya descansadas vino el viaje que catalogaría de ‘’singular’’. Ya me habían avisado que en ese viaje empezaría a comprender dónde me estaba metiendo y así fue. Fue largo, unas 9h, nada silencioso, con muchos vendedores ambulantes que subían y bajaban, con un interventor de lo más peculiar, en un autobús que como imaginarás no es como uno en Europa, con su música y con unas cuantas risas que nos pudimos echar Ana y yo. Conclusión: ¿largo? sí, ¿peculiar? sí, ¿volvería a repetir? también!

Ya con un pie en Pedernales y después del largo viaje ahí estaba Dary, nuestra coordinadora de terreno con una sonrisa y un montón de ‘’conchos’’ (taxistas en moto) para recogernos y ayudarnos con todo nuestro equipaje. Nos dejaron en el  piso de voluntarios, nuestra casa durante las siguientes cuatro semanas. Ese día fue de presentaciones porque en el piso coincidimos con lo que era la despedida de los voluntarios anteriores que ya se iban al día siguiente.

CRUCE DE FRONTERAS Y SENSACIONES

¿Aún no te has preguntado por que estoy en Dominicana si mi voluntariado es en Haití?. Pues bien, te explico, como he comentado al principio Pedernales y Anses-A-Pitres hacen frontera y por tema de seguridad y de las normas de la ONG dormimos en Pedernales así que lo que hacemos cada día es cruzar la frontera. Los primeros días nos acompañó Dary para enseñarnos cómo llegar, cómo cruzar y cómo encontrar el centro de flores.

Creo que ahí, en la frontera, es donde vi la realidad, es donde me di cuenta de dónde venía y donde me encontraba. Estaba en la otra cara de la moneda. Es difícil de explicar, fueron una mezcla de sensaciones que ni yo misma sé ponerles nombre. Igual te estás preguntando que vi y realmente no vi nada que no  haya en cualquier otra frontera. Vi a su policía y a su gente con ganas de pasar al otro lado. Pero repito no fue lo que vi, sino sensaciones, la sensación de saber que uno no puede elegir donde nacer…

Vista desde la parte haitiana.

EL CENTRO DE FLORES

El centro es el motor, es el corazón de la ONG. Aquí vienen cada día las mamás (las flores, como las llamamos en la asociación) y los niños. Se les garantiza un plato de comida y una merienda cada día. Es un lugar donde se realizan programas de nutrición, educación, empoderamiento y salud. En este último es donde yo estuve y en el cual me mantengo unida a día de hoy.

Pasando revisión.

Mi primer contacto con el centro fue genial, el recibimiento de la gente fue muy especial y te integran muy rápido. Pudimos conocer a Amena, que es la responsable del centro y la que gestiona las cosas allí. También conocimos a los educadores que debido a la dificultad con el idioma fueron parte fundamental en nuestros días allí. Una suerte tenerles.

MI DIA A DIA

Como te he contado antes cada día había que cruzar la frontera y así lo hacíamos. Mis días transcurrieron haciendo formaciones de salud a los más pequeños, a las mamás y también a los educadores, pasando consulta en la enfermería y asistiendo cada vez que alguien lo necesitaba.

En una formación de primeros auxilios.

En una formación de enfermedades de transmisión sexual.

También acudíamos a la Saline (el barrio más pobre de Anses-A-Pitres) a ayudar y a asistir a la gente de la zona. Aquí siempre íbamos acompañadas de Tipapa que es una persona de la comunidad haitiana muy involucrada en ayudar a su gente.

De izquierda a derecha: Ana, Yo y Tipapa de camino a la Saline.

Había otros días en los que con nuestra coordinadora nos dedicamos a entrevistar y conocer cómo funcionaba el personal y la red sanitaria de la zona para así hacer una ‘’guía de salud’’ que luego fuese útil tanto para ellos como para los futuros voluntarios. Igual te estás preguntando si tuve tiempo libre y sí, los fines de semana los tenía libres y la verdad que los dediqué a descansar, ir a la playa, a conocer más a la gente de la zona y a organizar cosas de la semana.

Incluso Ana y yo nos escapamos uno de ellos a Bahía de las Águilas (lugar de aguas cristalinas), eso si, recuerda, siempre que quieras hacer algo que no sea tu trabajo e implique como en este caso pasar la noche fuera háblalo con tu coordinadora, para que sepa donde estás y porque seguro podrá ayudarte :) Siempre que realices un voluntariado es muy importante seguir las normas.

VUELTA A CASA

Como todo en esta vida tiene un principio y un final y el mío en Haití había llegado y tocaba la despedida. Con mucha pena pero también muy feliz de haberme atrevido a dar el paso. Estas son las historias que a uno le marcan, las que te hacen crecer y madurar. Te hacen aprender a conocerte a ti mismo un poco más y a aprender de los demás. Hay palabras que quizás allí recobraron mucha más importancia, me sonaban con más fuerza: solidaridad, empatía, frustración, amor, injusticia, felicidad… Allí todo cobra un sentido diferente, la vida va más despacio, vives el día a día o así al menos lo percibí yo.  Si esta experiencia la vives de verdad siento tú mismo a la vuelta estoy segura que te ocurrirá lo mismo que a mí y tendrás una sensación extraña. Al principio es rara pero luego se convierte en reconfortante. Conmigo se vino un trocito de Haití, me llevé una amiga y sin duda puedo decir que Flores fue un antes y un después para mi.

Compartiendo.

Te dejo el enlace de Flores por si quieres echarle un vistazo y una entrevista realizada a Romi por si quieres conocer un poquito más a Flores de Kiskeya. 

Entrevista a Romi, fundadora de Flores de Kiskeya

Escrito por

Escrito por

Sara Candelas Barcina

Soy una enfermera a la que le gusta viajar, conocer mundo, aprender de los demás y disfrutar de la vida.

Ubicación

Anse A Pitre, Departamento Sudeste, Haití

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