Solidaridad, Educación, Desarrollo: Objetivo Moçambique

Quelimane, Zambezia, Mozambique1 MesEducación de Calidad

LUGAR

El proyecto de SED, en el que yo participé, se encuentra al Noroeste de Moçambique, en Nivava (Alto Molocue). 

La escuela Marista de Nivava se encuentra en una de las zonas más desfavorecidas de Mozambique. Entre montañas y en el seno de la provincia de Zambézia, la peor comunicada del país, se encuentra esta pequeña escuela que fue inaugurada en 1997.  Un camino de 10 kilómetros y 7 más de carretera, la separan de la población más cercana, Alto Molócuè, que a su vez se encuentra a varias horas de camino en coche de otras ciudades como Mocuba, Nampula o Quelimane.

Adentrarse en esta zona, significa romper con los tópicos que muchos occidentales tenemos sobre el paisaje y la naturaleza africanos, e intuir, a medida que transcurre nuestro camino, la gran diversidad económica, cultural y social que existe en el país.

En los alrededores de Nivava las familias viven dispersas, sin estar agrupadas entre sí formando poblados. Cada familia tiene su pequeña casa o casas, generalmente de adobe o caña, y alguna parcela de terreno donde cultivar la tierra. Su actividad agrícola es principalmente de autoabastecimiento, pudiendo obtener algún dinero extra vendiendo sus productos en los mercados que se establecen en el camino hacia la ciudad, o en Alto Molócuè. En este caso deben caminar durante horas para llegar allí y para regresar posteriormente a sus hogares. Algunas personas realizan además otras actividades, como el trabajo de la madera o la destilación de cachaça. Su dieta se basa fundamentalmente en la mandioca, el arroz y los frijoles. En general, es rica en carbohidratos y deficiente en proteínas y algunas vitaminas y minerales. Como en el resto de las zonas rurales del país, el acceso a la sanidad y a la educación son dos grandes problemas para estas personas, debido principalmente a su condición de extrema pobreza y a la falta de infraestructura pública por parte del gobierno.

DURACIÓN

Mi Campo de Trabajo no empezó en el mes de julio cuando aterrizamos en Mozambique, sino que comenzó en el mes de diciembre cuando entregué la solicitud.

A partir de ese momento comenzaron una serie de entrevistas y jornadas de formación junto con las otras tres personas que participaban en el mismo proyecto. Fueron tres fines de semana donde nos dieron información detallada sobre la situación real del país y de la zona.

Como aprendí en el primer encuentro, es muy importante identificar cual es nuestro "Punto de Partida" porque eso determinará la orientación de nuestra actitud y de nuestros actos de cara al Campo de Trabajo Misión, en adelante CTM.

Una vez preparados, llenamos las maletas de ilusión, nervios, poca ropa y mucho material donado.

El CTM in situ, duró aproximadamente mes y medio, pero no finalizó cuando regresamos, pues todas las vivencias y experiencias adquiridas en el CTM tendrían poco valor si quedaran en el interior de uno mismo. Lo importante es divulgarlas y tratar de que lleguen al mayor número de personas. Con este fin, he dado varias charlas informativas, organizado exposiciones fotográficas, ruedas de prensa...

LABOR REALIZADA

El día a día en la escuela se puede resumir de la siguiente manera:

Amanece y poco a poco van llegando los alumnos a la escuela. Muchos de ellos han de recorrer grandes distancias hasta llegar al centro, algunos deben caminar cerca de 2 horas para salvar la distancia desde sus aldeas hasta la escuela.

A las 8, y ya con todos los alumnos frente a la fachada del centro, cantamos el himno nacional a la vez que se procede al ritual del izado de la bandera.  A continuación,  cada uno se va a su clase con el profesor.

Nosotros, los voluntarios, manteníamos una reunión diaria con el director del centro para, a continuación, acudir a las distintas clases a apoyar el trabajo de los profesores, nunca con la pretensión de sustituirles, pues son ellos los que, pasado el CTM, tienen que continuar con la tarea diaria y plan de educación.  No obstante, eran los propios profesores los que pedían ayuda, ya que su formación académica y universitaria es un poco deficiente y no tienen muchas ocasiones de contrastar opiniones, compartir experiencias y ampliar conocimientos.

En un primer momento tenía asignado el grupo para apoyo de lecto-escritura. 

Grupo de alumnos realizando taller de plástica en las escaleras del centro.

A la semana siguiente y después de una de las reuniones matinales con el director del centro, vimos conveniente cambiar la actividad, dedicándome desde entonces a realizar apoyos en las clases de inglés y de plástica, así como de las actividades lúdicas en los recreos o clases de educación física. Fueron las clases de plástica las que más aceptación tuvieron, pues les iniciamos en el manejo de elementos y materiales comunes como las tijeras, el pegamento, la plastilina, etc..  Fueron clases muy productivas pues les permitieron desarrollar toda su creatividad y expresión.

Alumnos elaborando un balón con materiales de desecho.

Después de dos semanas, comenzamos a implantar el proyecto de “capacitación en costura”.  Se trataba de instruir a cuatro mujeres en el manejo de máquinas de coser, para que pudieran hacer sus propias capulanas. 

Alumnas en clase pelando mandiocas..

Con los alumnos del centro hicimos talleres en todas las aulas para la elaboración de bolsas/sacos, que pudieran ser utilizados para transportar su material escolar.

Alumnos elaborando sus propias mochilas/bolsas.

Las clases terminaban a mediodía excepto para los alumnos de 5º grado que tenían una hora de clase por la tarde. A pesar de que apenas quedaban alumnos/as en la escuela, las tardes eran muy variadas, pues era el momento en que se acercaban al centro los más pequeños de las casas cercanas, o bien aquellos que no podían acudir en el horario escolar al no contar con una beca que les permitiera recibir la educación reglada.  Querían jugar con nosotros, los voluntarios, recibir apoyos, participar y realizar talleres… Les enseñamos como hacer abalorios con semillas que ellos mismos recogían, pulseras y collares que luego podrían vender en el pueblo o regalárselas a sus madres. Utilizando elementales instrumentos de percusión hicimos talleres de expresión corporal, y ellos nos enseñaban sus bailes típicos. Esto les ayudaba a salir de sus rutinas y a expresar todo lo que sentían. Eran momentos de relajación, de disfrutar de unos instantes y mostrarnos que, a pesar de sus escasos medios, derrochaban alegría y ganas de vivir.

Elaborando un balón.

Como la gran mayoría de esos jóvenes que se acercaban por las tardes hasta nuestra escuela no pertenecían a ella, durante 3 días a la semana hacíamos con ellos apoyo escolar de matemáticas, escritura y lectura.

La escuela de Nivava es una escuela rural agraria que cuenta con una inmensa huerta.  En dicha huerta trabajan varias de las familias de los propios alumnos. En ella se cultiva, además de la caña de azúcar, plátanos, berzas, mandioca etc. Es un trabajo duro pues todas las tareas han de hacerse de forma manual.  Pensando en el futuro de los propios alumnos, se les enseña las principales labores y el tratamiento de los diferentes cultivos, convirtiéndose de esta manera en una materia más a impartir dentro del programa escolar del centro.

No podemos olvidarnos que estamos en una pequeña aldea al norte de Mozambique. Los conocimientos académicos son muy importantes para labrarse un futuro, pero la alimentación también lo es. Dentro del horario habitual de clases, todos los días aprendían técnicas de plantación y recolección, a la vez que ayudaban en las labores propias de la época.

Los alumnos aprendieron a moler la mandioca para hacer, con su harina, masas para comer; aprendieron a hacer crema de cacahuete y mermelada de papaya.

Secando granos de café tras la recolección.

Durante los fines de semana, y como no había clase, ayudábamos a los hermanos con los trabajos específicos del proyecto de mejora de la producción ganadera y agropecuaria. Una de las primera labores que realizamos fue adecentar las pocilgas y la zona de las cobayas, con la instalación de una tubería para llevar agua a las mismas.

En el mes de agosto recolectamos el café. Fue una nueva experiencia. Después de su recogida hubo que secarlo al sol para después proceder a su molienda y dejarlo listo para la venta.  Ahí ejercimos de meros aprendices, pues fueron las gentes locales las que nos enseñaron las técnicas y los distintos procesos del café hasta su llegada al mercado.

Los domingos éramos invitados a las distintas comunidades cercanas a la escuela para compartir con ellos la Celebración y conocerles más de cerca, comer con ellos, visitar sus casas, conocer a sus familias, sus costumbres y cosas típicas. Por las tardes los niños de la zona se juntaban para realizar actividades deportivas con nosotros. Organizamos campeonatos de futbol, de campos medios, jugábamos al brillé….

Desde España fuimos cargados con diferentes juegos y balones que se pinchaban con frecuencia por lo abrupto del terreno. Cuál sería mi sorpresa cuando en uno de los talleres los muchachos nos pidieron un globo y un poco de lana.  Al poco tiempo habían confeccionado con esos elementos junto con una bolsa de plástico y corteza de árbol una pelota que ya no se pinchaba.

Balón realizado por los alumnos.

EXPERIENCIA PERSONAL

Se puede decir que este viaje del que todavía no sé muy bien si he aterrizado, empezó hace  18 años (cuando me incorporé a la ONGD SED) pero no fue hasta el mes de Marzo de 2007 cuando empecé a llenar las maletas de ideas, papeles, material….

Fueron momentos de muchos nervios y muchos interrogantes. Nos íbamos a un país y a una zona totalmente desconocida para nosotros, intentando ayudar a unas gentes de las cuales desconocíamos lo más elemental. Por ello la preparación durante las semanas previas fue difícil, pues debimos aprender nociones básicas del idioma. Era fundamental entablar contacto con personas que en años anteriores hubieran vivido una experiencia similar con el fin de no cometer los típicos errores cuando te crees superior que la persona a la que se pretende ayudar.

Si para ir, la maleta iba llena de material, para volver rebosaba de caras sonrientes, miradas, frases… Es más lo que te traes que lo que puedes dejar.

Nivava es una comunidad apartada de todo pero con una gente increíble. Los niños al principio te ven raro por ser blanco pero pasados unos días ya te iban a buscar por las tardes a casa diciendo “Irma Silvia!” “Irma Silvia!” SI, SI Irma. Para ellos todos los voluntarios somos hermanos.

Con ellos compartimos un montón de juegos, hicimos manualidades, cantamos y bailamos, repasamos portugués y cálculo, pero sobre todo nos reímos, ellos intentando aprender español y enseñándonos a nosotros Lomwe. Y claro al final nos pusieron nombres de allí (Epalame, Murrun Tocotoco…)

Es difícil olvidar ese mes y medio vivido a tope, más incluso cuando la gente, aún sabiendo que es difícil volverse a ver, te dice que por favor no te olvides nunca de ellos. Es imposible.

Esta experiencia me ha hecho ver el mundo con otros ojos, quizá por ser la primera vez que tenía una experiencia de este tipo. Me he dado cuenta que la gente allí se rige por otros principios.

SER FELIZ a pesar de la situación en la que viven, y que con muy poco se puede vivir. Para ellos lo importante es el compartir, ya sea con la familia o con unos desconocidos que van a vivir allí con ellos unos días.

Viajas con una maleta llena de cosas materiales y regresas con ella vacía y con el corazón a rebosar de ilusión, de amistades que nunca olvidarás y de un aprendizaje personal que no está en los libros.

Jugando con los chicos de la zona.

Hay un relato de un autor desconocido que dice:

" Y el viejo hindú, el de las barbas y cejas grises, y el rostro agrietado por mil profundas arrugas, me dijo: "Te crees afortunado porque sabes leer, y en los libros encuentras conocimientos, pero eres más afortunado porque puedes andar e ir a los países de las gentes. En los libros encontrarás conocimientos, pero en el mundo hallarás sabiduría. Viaja, se libre, recorre las tierras que están más allá del horizonte, cruza los mares, los ríos y las montañas. Viaja hasta el límite de tus fuerzas, hasta descubrir el secreto de aquel sabio, de las Mil y una Noches que dijo: "Deja de leer y viaja, porque el mejor libro es el MUNDO""".

Y como dijo Samuel Holguíl en el 2009, aprovechando que en VACACIONES NO SE CIERRA, me preparé, viajé, aprendí y ahora me toca transmitir.

Quiero resaltar que estas pinceladas me han servido como recuerdo y reflexión de mi experiencia vivida en el CTM.

Cuando me preguntan si recomendaría esta experiencia tengo que contestar SI (con mayúsculas).

Se me amontonan en la cabeza muchas ideas, recuerdos, vivencias... que no es posible recoger en unas páginas. Por mucho que quiera explicar y por mucho que te cuenten tienes que vivirlas y sentirlas personalmente.

Quiero resaltar que me sirvió para formarme como persona y como educadora.

No podría haber transmitido y seguir transmitiendo toda esta información si no la conociera de primera mano. No podría transmitir tanta ilusión y esperanza si no tuviera dentro de mí a Oscar, Rui, Carlos, Ardelino, Alsino... y otros tantos y tantos que me dieron tantos momentos de cariño, alegría, sonrisas, miradas e incluso una gallina. Si, has leído bien. Y no una gallina cualquiera, si no La Gallina. La única que tenían y que el día que me marchaba me ofrecieron para que me la trajera.

Óscar regalándome su gallina el día de la despedida.

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Ubicación

Quelimane, Zambezia, Mozambique

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