El privilegio debe de ir acompañado de la responsabilidad.

En el verano del 2014, tomé la decisión de emprender un viaje a Kenya, Àfrica, y poner mi granito de arena para ayudar a aquellos que tienen tanta necesidad. Mi deseo de ayudar y hacér algo por los menos privilegiados viene justamente de mi posición de privilegio. Desde que tebngo memoria, mi papá siempre nos ha enfatizado a mis hermanos y a mi que "con el privilegio, viene la responsabilidad". Es por eso, que toda mi vida he sentido una responsabilidad de hacer lo posible por darle a los más necesitados las mismas oportunidades que yo he tenido. Creo que hay muchas maneras de ayudar a la gente, pero yo pensaba (y aún estoy convencido de ello), que la educación es la fundación y la base para salir adelante y tener más oportunidades en la vida.

Volé a Keya, junto con varios compañeros de la organización con la que me fuí (Rustic Pathways), cuando tenía tan solo 18 años. Del aeropuerto der Nairobi, manejamos al rededor de 4 horas y media a una pequeña comunidad, en donde pasaría las siguientes cuatro semanas. Durante mi estancia en la comunidad, ayudé a construir una escuela para los 100+ niñ@s que vivían ahí. También me involucré en actividades de enseñanza para l@s niñ@s de 4to de primaria, principalmente dando clases de inglés y de matemáticas.

Mi día a día se veía de la siguiente manera: Nos levantabamos como a las 6:30 de la mañana y de ahí ibamos directamente a alguna casa dentro de la comunidad a desayunar; cada día ibamos a una casa nueva, ya que las diferentes familias de la comunidad nos querían conocer y prepararnos un rico desayuno era una de las múltiples maneras con las que nos agradecían en apoyo que le estabamos brindado a su comunidad. Después de desayunar, caminabamos unos 20 minutos a el lugar donde estabamos apoyando con la construcción de la única escuela a 60 km a la redonda.

Durante mis 4 semanas, hice un poco de todo. Había días en los que mi trabajo por la mañana consistía en hacer una mezcla para cemento, otros en los que me tocaba colocar ladrillos, otros en los que me tocaba nivelar la tierra para después colocar tablas de madera y vaciar el cemento que una vez seco formaría el piso de los salones de clase y otros días me tocaba llenar carretas de tierra y basura y llevarlas al "dump". A la 1 de la tarde comíamos en casa de algùna familia y al terminar, nos dedicabamos a dar clases de inglés y matemáticas. Las clases que dábamos eran muy básicas, pero sin duda fué muy gratificante ver el progreso de aprendizaje de los niñ@s.

Algo de lo que me dí cuenta, es que los padres de familia no eran muy estrictos en cuanto a la educación de sus hijos, y eso es algo que creo que Rustic Pathways tiene que priroizar en el futuro, ya que es indispensable que haya cierta estructura y disciplina educativa para que los niñ@s le saquen el mayor provecho posible a su nueva escuela.

Sin embargo, no todo era trabajo, ya que también nos efocábamos en juguar con los niñ@s y en pasar tiempo de calidad con ellos. Freceuntabamos jugabamos fútbol y volleyball, lo cual hacía muy felices a los niñ@s. También íbamos al río más cercano (30 min. caminando) a nadar y saldar de rocas. Estos fueron algunos de los momentos que más disfruté;  Me impresionó mucho y me llenó de felicidad ver a personas tan humildes con un corazón lleno de alegrīa.

Viéndo para tarás, tesoro mucho esas memorias, no solo por que realmente creo que contribuí a una buena causa que tuvo y seguirá teniendo un impacto positivo sobre la comunidad, pero también porque me generó un sentido aún más arraigado de responsabilidad y humildad.

Son estos sentimientos, en gran parte provenientes de aquella experiencia, los que me han impulsado a siempre pensar en las personas que tienen menos oportunidades que yo y en tratar de hacer algo para apoyarlas, tanto en el día a día, como en mi vida profesional. Es por eso, que al regresar de Kenya, junto con dos amigos, creé una fundación llamada Somos Agua (https://somosagua.org/), la cual brinda sistemas de purificación de agua a algunas de las comunidades más marginadas de México. No tengo palabras para expresar lo mucho que le recomiendo a cualquier persona que lea esto que se de la oportunidad de participar en alguna actividad de servicio social, ya que éste tipo de experiencias son las que detonan un sentido de humildad y de responsabilidad social que puede cambiar la vida de aquellos que más lo necesitan!