África enamora! Mi experiencia en Costa de Marfil

Manaboué, Distrito de Bas-Sassandra, Costa de Marfil1 MesEducación de Calidad

Soy un afortunado - Cómo cambió mi vida

Siempre digo, que soy un afortunado. Soy un afortunado por la familia que tengo, soy un afortunado por los amigos que tengo y soy un afortunado por la vida que me ha tocado. Pero aún soy más afortunado de que me vida cambiara en agosto de 2009.

Digo que mi vida cambió en agosto de 2009 porque fue la primera vez que pisé el continente africano. Ese continente en el que la mayoría de personas son gente que no tiene nada y cuya vida probablemente nos haría llorar si la viéramos en un pantalla de cine o en la televisión.

Mi vinculación con este proyecto nació meses antes, después de que un amigo se fuera a vivir a Costa de Marfil y que varios amigos estuvieran 12 meses antes en un campo de trabajo también en Costa de Marfil. Así que después de una larga conversación con dos de estos amigos, me dispuse a preparar mi viaje a este país.

Y así fue como el 7 de agosto de 2009 pisé Costa de Marfil. íbamos un grupo de 18 personas, la mayoría de Barcelona. De diferentes edades, diferentes profesiones pero con un único objetivo: dar el máximo de nosotros mismos durante nuestra estancia de 3 semanas.

Nuestro día a día - Ayudando en Sanidad, Construcción y Educación

Nuestros tres focos de trabajo se centraban en:

SANIDAD: los médicos y dentistas del grupo viajaban cada día a una aldea diferente dónde trataban a centenares de personas.

CONSTRUCCIÓN: otro grupo de personas dedicaba sus tareas diarias a la construcción de WC para el colegio del poblado, sí... algo que para mí era tan básico como un WC, ellos no lo tenían.

Y por último estaba un tercer grupo, en el que me encontraba yo, EDUCACIÓN:

Nuestra tarea consistía en intentar dar clases de francés, geografía y para los más avanzados, castellano. Con los más pequeños, con los que me tocaba estar a mí, las clases se resumían en intentar hacer que pasaran una mañana agradable, con juegos principalmente e intentar darles el cariño y atención que muchos de ellos no tenían. Este último punto fue una de las cosas que más me sorprendió, en África, los niños poco valor tienen, es así de cruel, pero es una realidad que he podido vivirla en mis diferentes experiencias.

Hasta que no cumplen una edad determinada, no son útiles para sus padres, ya que no pueden trabajar y por tanto aportar en casa. Viendo esta situación centré mis esfuerzos en hacer que el máximo número de niños posible pudieran sentirse más felices y atendidos. Obviamente, todos los voluntarios poníamos esos esfuerzos para que así fuera.

La segunda parte del día era la de los juegos de tarde (mientras los médicos y dentistas seguían perdidos en poblados de la zona) en la explanada que había al lado del colegio, dónde se encontraban dos porterías ahí era dónde organizábamos cada tarde un macro entrenamiento de fútbol para los más pequeños, intentamos también organizar entrenamientos de baloncesto, !sin mucho éxito!

Después de estos entrenamientos, partidillos y actividades varias con los más pequeños llegaba otro de los momentos clave de la tarde, el partido de jóvenes. Los voluntarios nos mezclábamos con los jóvenes del poblado y hacíamos un partido de futbol hasta que se iba el sol, eran partidos intensos, competitivos y duros, nadie quería perder, ya que si no, tenías que aguantar durante las 24h siguientes las bromas de los ganadores... Lo bonito de estos partidos es que muchos de los habitantes del poblado, venían a verlo y por tanto, se creaba un ambiente de clásico. Con la gente animando y gritando cada uno de los goles.

Después del partido de cada tarde, una vez oscurecía, organizábamos la actividad de la noche; principalmente consistían en ver alguna película de dibujos animados, otro día ver fotos resumen del día (les encantaba verse en las fotografías y a poder ser primeros planos) o bien hacer un duelo musical, ellos con sus bongos y cánticos africanos y nosotros con la guitarra (no hace falta precisar, que nos ganaban por goleada). Actividades sencillas, pero que para ellos, eran el gran acontecimiento del día.

África, un lugar especial, sorprendente y lleno de esperanza

Cada día cuando me metía en la cama, debidamente decorada con la mosquitera, en una habitación de una casa que nos habían dejado en medio del poblado, junto a las casas de la población local, sin apenas luz, sin baño interior y ningún tipo de comodidad occidental me daba cuenta y se ponía de manifiesto en mi interior que áfrica es un lugar de esperanza es el hogar de aquellos que no tienen más que su alegría. En áfrica, todo es más simple y fácil, todo parece más real. Allí se empieza cuando se llega y se acaba cuando se sale.

África es aquel lugar que te sorprende por primera, segunda, tercera y cuarta vez, aquel lugar que se reinventa y da nuevas oportunidades. Allí aparecí en 2009 como venido de otro planeta.

Y ahí he vuelto hasta 3 veces más; 2010, nuevamente a Costa de Marfil. Luego decidimos cambiar de país para el campo de trabajo, sin dejar los diferentes proyectos educativos y sanitarios de Costa de Marfil, decidimos ir al Congo y empezar un campo de trabajo allí, así como implantar ayudas para las escuelas y hospitales de ese país.

Siguiendo con esa ampliación de fronteras, mi tercera experiencia en áfrica tuvo lugar en marzo de 2015, fui a Uganda, dónde viajé con otra persona de la fundación ADESCI, para preparar el campo de trabajo de 2016.

Y la última y cuarta experiencia en áfrica tuvo lugar el mes de agosto de 2015, en el Congo, después de varios años ayudando en la organización del campo de trabajo, por diferentes motivos, no había podido ir allí, pero finalmente este mes de agosto lo conseguí. He de decir que en cada una de mis estancias, he tenido la misma sensación:

África hay que vivirla porque África, sorprende. África, cautiva. África, enamora.

Sorprende, cautiva y enamora su gente, su alegría, su generosidad, su entrega...

Y así África cambió mi vida

Y sí, mi vida cambió en 2009 porque cada vez que me entra un ataque (llamémosle, occidentalitis) intento recordar mis momentos en áfrica e intentar aplicar todo lo que aprendí: esperanza y alegría.

Para ser más preciso con mi experiencia en áfrica, creo que necesitaría unos 3 o 4 libros y seguramente me quedaría corto. Es por eso, que he intentado de la mejor forma posible resumir y transmitir mi experiencia. Os animo a todos aquellos que podáis leer este escrito, que puede ser, Uganda, Congo, Perú, India o cualquier otro lugar del mundo, pero lo importante, es darse.

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albertperona

Ubicación

Manaboué, Distrito de Bas-Sassandra, Costa de Marfil

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